¿Permitirá la Comisión Europea los híbridos enchufables hasta 2040?
El debate gira en torno a varios puntos clave. En primer lugar, a partir de 2035, los coches nuevos con motor de combustión interna (ICE) de la Unión Europea sólo podrán matricularse por primera vez si forman parte de un tren motriz híbrido enchufable (PHEV) o con extensor de autonomía (EREV). Los vehículos con motor de combustión interna convencionales, así como los híbridos suaves o completos con un mínimo de apoyo eléctrico, quedan excluidos de estas consideraciones, según informa Bloomberg fuentes. Otro aspecto crítico es que la prórroga propuesta se limita a sólo cinco años.
El informe también esboza condiciones adicionales. Como Comisario de Transportes de la UE, Apostolos Tzitzikostas insinuó a principios de diciembre, estos vehículos deben funcionar con "biocombustibles avanzados" o "e-combustibles". Sin embargo, sigue sin estar claro cómo garantizarán las autoridades que los PHEV y los EREV utilicen únicamente estos combustibles y no gasolina fósil. Igualmente inciertos son la disponibilidad y el coste de estos combustibles para 2035. Bloomberg también informa de otro requisito: la producción de estos vehículos debe utilizar acero ecológico. Sin embargo, no está claro de qué cantidades de este material dispondrá la industria automovilística dentro de una década, ni a qué coste.
Incluso si se superan estos retos prácticos, es poco probable que estos vehículos entren en el mercado en un número ilimitado. La proporción de PHEV y EREV que se permitirá matricular en la UE después de 2035 "aún está por decidir", según el informe. Bloomberg señala que aún se están ultimando los "detalles técnicos clave" relativos a los combustibles, y que las discusiones en el seno de la Comisión están en curso. Dada esta situación provisional, sigue siendo posible -o incluso probable- que se produzcan nuevos cambios.
Sin embargo, en medio de la multitud de condiciones y restricciones que se están debatiendo para suavizar los objetivos existentes para 2035, hay un resultado que parece cada vez más improbable: un giro completo en U por parte de la Comisión de la UE. Esto implicaríatal y como solicitó el canciller alemán Friedrich Merz en su carta a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen (ambos de la CDU)-permitir nuevos híbridos enchufables, extensores de autonomía y "motores de combustión altamente eficientes" sin ninguna restricción después de 2035. En su lugar, es probable que el resultado sea un compromiso político típico: algunas condiciones pueden relajarse como concesión, mientras que la otra parte acepta ciertos cambios fundamentales. El acuerdo final podría desvelarse ya la semana que viene, y algunas fuentes apuntan al 16 ó 17 de diciembre como posibles fechas para la presentación del "paquete automovilístico".
Además de Alemania, otros seis países de la UE, entre ellos Italia y Polonia, han abogado recientemente por suavizar los estrictos objetivos originales de CO₂ para 2035. Sus gobiernos argumentan que los objetivos y el cambio tecnológico asociado son demasiado radicales, advirtiendo de que la industria está en peligro. Sin embargo, quienes se oponen a esta opinión también destacan un peligro para la industria: si las empresas siguen invirtiendo fuertemente en dos vías tecnológicas paralelas en lugar de comprometerse con una transición clara, corren el riesgo de quedarse aún más rezagadas respecto a China en el desarrollo de vehículos eléctricos de batería.
Los grupos ecologistas, según informa Bloomberg, también temen la existencia de lagunas que puedan socavar los objetivos climáticos de Europa. El factor decisivo será probablemente la precisión con la que se definan los requisitos para los e-combustibles y los biocombustibles. Los e-combustibles pueden ser neutros en cuanto al CO₂ en su ciclo de vida si se captura CO₂ de la atmósfera durante su producción y sólo se utiliza energía renovable. Sin embargo, actualmente no existen instalaciones de captura de CO₂ a gran escala ni de producción de e-combustibles, y los requisitos energéticos siguen sin resolverse. Los biocombustibles también se enfrentan a críticas: podrían competir con la producción de alimentos y suponer una carga adicional para las tierras agrícolas.
Este artículo fue publicado por primera vez por Sebastian Schaal para la edición alemana de electrive.




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